Está nota periodística es muy marketinera y muestra hasta que punto se puede lograr segmentar y aumentar los costos por vender una diferenciación.
Bebés que lloran, niños que hablan sin parar, piden ir al baño, quieren jugar, tomar gaseosas y más cosas. En los aviones, hay pasajeros que pagarían un boleto más caro si le aseguran que no tendrán menores cerca. Ya son tres las aerolíneas asiáticas que ofrecen zonas libres de niños en sus cabinas, según publica hoy el diario El País de España. La medida desató una fuerte polémica: por un lado está el negocio, pero por el otro el debate entre quienes la aplauden y quienes la creen discriminatoria.
El portal de viajes Tripadvisor, que recibe 260 millones de visitas por mes, preguntó a 8.000 personas de nueve países si pagaría extra por sentarse en una zona libre de niños en el avión y cerca del 20% de los europeos dijeron que sí. Los más anti-niños, resultaron ser los australianos: hasta el 61% estarían dispuestos a pagar más por no escuchar el jolgorio infantil. "La razón es que toman vuelos más largos", dice Andrew M. Wong, director en Singapur de Tripadvisor. A más horas a bordo, menos tolerancia. En el otro extremo, al 11 % de los australianos, la existencia de este tipo de zonas segregadas les parece ofensiva.
Entre las tres compañías asiáticas que ofrecen asientos en "zonas tranquilas" se encuentra la aerolínea tradicional, Malaysia Airlines, que no admite bebés en primera clase desde 2011 y que en 2012 ordenó a sus agentes de viajes que no reservaran asientos a los menores de 12 años en el piso superior de sus Jumbo.
Las otras dos son low cost y comparten un enfoque semejante: por un extra, venden "tranquilidad". AirAsia X tiene la Quiet Zone: por 25 euros más el pasajero se sienta en las filas 7 a la 14, detrás de Primera, vetadas a los menores de 12 años. Lanzada en febrero, 150.000 pasajeros ya la eligieron, explica Azran Osman-Rani, director general de AirAsia X en Kuala Lumpur. "Este servicio se convirtió en una tarifa clave para nuestro negocio, en el que la máxima preocupación es ofrecer opciones para personalizar la experiencia viajera". Y Scoot, la bajo costo de Singapore Airlines, inauguró en agosto Scoot in Silence: por 14 dólares se disfruta de uno de los asientos ubicados detrás de la clase Business en los que no se pueden sentar niños y que tienen 7,5 centímetros más de espacio para las piernas.
Otros expertos les dan la razón a las aerolíneas. Marc Carillo, profesor de Derecho Constitucional de la Pompeu Fabra, asegura que "las ampara la libertad de empresa que les garantiza la disposición de sus medios materiales y personales para ofrecer el mejor servicio. No es discriminatorio un vuelo completo que no acepte niños, como tampoco lo son los hoteles sólo para adultos".
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