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viernes, diciembre 09, 2011

La competitividad se estanca en la Argentina. Es una amenaza para Uruguay


.El "extraordinario potencial competitivo" del país se mantiene "incumplido". La expresión está contenida en el primer párrafo dedicado a la Argentina en el informe de competitividad global 2011-2012 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), en cuyo ranking se ubicó el país en la 85a.posición, sobre un total de 142.


La lista encabezada por Suiza, como en 2010, fue ordenada de acuerdo con un índice de competitividad construido por la organización con base en 12 "pilares" que concentran información cualitativa y cuantitativa de cada país.



El cruce de variables (instituciones, infraestructura, salud y educación, eficiencia en los mercados, adopción de tecnología e innovación) arrojó como resultado un estancamiento de la Argentina en relación con la escala del año pasado. Pese a haber subido dos escalones, al subir la cantidad de países evaluados, quedó en una posición "relativamente estable", según se describe. Desde un punto de vista comparativo, la competitividad local quedó por debajo de la medición de Chile, Brasil, Uruguay y Perú, entre otros países latinoamericanos. En el continente, México se destacó al trepar ocho lugares; Perú avanzó seis y Brasil, cinco.



El estudio del WEF define a la competitividad como "el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país". Bajo esa mirada se hace un análisis crítico de la Argentina, con una conclusión tajante: si no se atienden las dificultades que están obstaculizando la competitividad y no se introducen reformas estructurales, será imposible mantener un crecimiento fuerte. Y más aún en un contexto mundial de complicaciones crecientes, advierte el WEF. Las dudas sobre la expansión económica suman, además, la preocupación por "una inflación de dos cifras" (enmarcada en el "recalentamiento" de algunos exportadores de materias primas) y "el creciente deterioro de la estabilidad macroeconómica".



La competitividad en el país está socavada por "la falta de confianza en las instituciones y la gran ineficiencia en la distribución de los bienes, recursos humanos y recursos financieros", indica el Foro. Esas son las trabas al potencial basado en el tamaño del mercado interno y el nivel educativo de la población.



Afinando la mirada, el informe del WEF, que tuvo como colaborador local al IAE Business School, indica que "la escasa confianza en los políticos, la falta de certezas y el favoritismo en las decisiones que toman los funcionarios del Gobierno, además de la pobre valoración de su eficiencia, contribuyen a debilitar los cimientos del marco institucional del país".



La media carilla donde se explica por qué el país se encuentra en la mitad inferior del ranking que va de mayor a menor también incluye una observación a la excesiva burocracia que "beneficia la expansión de la economía informal". No quedan afuera "las distorsiones persistentes en la competencia doméstica y las altas barreras para el comercio", como causas de "una ineficiente asignación de recursos en los mercados de bienes".



El WEF considera que la falta de confianza en el sistema financiero atenta contra la asignación eficiente de esos recursos. Los problemas destacados constituyen una traba para los negocios, que se topan con impedimentos para acceder equitativamente a los mercados, obtener créditos o capitales de riesgo para financiar inversiones, indica el informe.



En la encuesta que respondieron líderes del país, la inflación fue destacada como el factor más problemático para hacer negocios, secundado por la corrupción y seguido por la estabilidad política.



Con una competitividad casi inmóvil y amenazas latentes, de no eliminar los escollos, la Argentina podría sufrir, según pronostica el WEF, "una vuelta a las fluctuaciones erráticas del pasado, con períodos de larga expansión seguidos de profundas recesiones".



A dos velocidades

El Foro Económico Mundial distingue en este particular momento de la economía mundial un movimiento "a dos velocidades". "La recuperación está emergiendo, aunque en forma desigual: gran parte del mundo en desarrollo todavía experimenta un crecimiento fuerte, a pesar de los riesgos de recalentamiento, mientras que las economías más avanzadas continúan en una recuperación lenta, desempleo persistente y vulnerabilidad financiera sin un horizonte claro de mejoría." El WEF se detiene en el daño en la confianza causado por la mera posibilidad de que potencias cayeran en default . Sobre América latina y el Caribe hay buenas previsiones, fundadas en la expansión poscrisis. Aunque hay dudas por una ralentización en Europa y Estados Unidos, el WEF ve una oportunidad para adoptar reformas y hacer inversiones

Por Luján Scarpinelli

LA NACION



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