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miércoles, marzo 10, 2010

Ideas para desestacionalizar pistas de sky en centros de paseos en verano

La imaginación, en tiempos de crisis, se apunta como la mejor arma para atraer turistas. Para verano dos iniciativas estrenadas en los Pirineos destacan por su originalidad. En la Ribagorça se ha abierto una particular ruta ciclista pensada para llevar vida y riqueza a territorios vírgenes y en Andorra acaban de abrir, en las pistas de esquí de Grandvalira, el campo de golf situado a mayor altitud de Europa.


La bicicleta de montaña se ha ganado un hueco entre las actividades de ocio ofertadas en los destinos turísticos del Pirineo. Las estaciones de esquí fueron las primeras en descubrir este filón, al que ahora se suma otra propuesta que destaca por su singularidad al combinar algo más que deporte y naturaleza. En la Ribagorça acaba de abrirse una ruta, a caballo entre Aragón y Catalunya, con parada obligada para los ciclistas en pequeños núcleos alejados de los principales destinos turísticos. Esos visitantes de dos ruedas aportan a esas localidades nueva vida y riqueza. A cambio, disfrutan de un contacto directo con la población local.



Aramon Bike es una innovadora propuesta que parece llamada a triunfar por romper moldes. El proyecto, concebido por Josep Maria Gràcia, se inspira en otras ofertas como los carros o pedals de foc –rutas que discurren por el área del parque nacional de Aigüestortes– pero añade la posibilidad de disfrutar de un contacto directo con los habitantes del territorio que se pisa. Y ahí es donde se marca la diferencia.



La rutas de bicicleta de montaña diseñadas por Aramon Bike invitan a los ciclistas a transitar por una treintena de poblaciones de la Ribagorça y el Sobrarbe (en el Pirineo de Huesca) y tienen el punto de partida y llegada en El Pont de Suert (Alta Ribagorça).



Cirés, Espés, Pardaniu, Gabás, Ballabriga, Buira, Senz, Ramastué o Fonchanina son algunos de esos pequeños núcleos alejados de los típicos destinos turísticos de montaña atravesados por estas rutas de bicis de montaña. Parajes todavía vírgenes, cuya población se muestra encantada por el trasiego de los nuevos turistas de dos ruedas.



La obligada parada de los ciclistas en los núcleos atravesados por la ruta se ha ideado con la inclusión de un chip de cronometraje en el paquete que se entrega a los deportistas. Los puntos de control se han instalado en bares, restaurantes y hospederías de los pueblos, "y eso permite a los ciclistas –añade Josep Maria Gràcia– cronometrar el tiempo de cada etapa". Esas paradas suelen ir ligadas a una consumición, comida u hospedaje, lo que proporciona a esos núcleos riqueza por esa nueva fuente de turistas.



Aramon Bike se encarga, asimismo, de buscar alojamiento a los ciclistas y ofrece asistencia mecánica durante todo el recorrido. Los turistas no deben de preocuparse además de cargar con sus equipajes, trasladados por carretera a los hoteles en los que hacen noche. La empresa entrega también un mapa y un libro de ruta. Hay dos itinerarios –uno de 107 kilómetros y otro de 235 kilómetros– que pueden cubrirse en etapas que duran entre los dos y cinco días.



Al finalizar las rutas los ciclistas reciben un maillot que les acredita como corredores de esos trayectos y sus tiempos son expuestos en la página web de Aramon, lo que proporciona a la actividad cierta carga competitiva, además de turística.



Swing tocando el cielo

Las zonas de montaña con negocios de nieve hace ya tiempo que trabajan para romper con el monocultivo del esquí. Andorra ha sido pionera en la organización de las más variadas actividades durante el verano en las estaciones. Ahora el complejo Grandvalira acaba de dar otro salto con la inauguración del campo de golf más alto de Europa.



Al Golf Soldeu (2.250 metros) se llega en telecabina. El campo está situado en el Pla d'Espiolets y el recorrido (9 hoyos y un par 34) es una realidad después de casi cuatro años de trabajos y una inversión de unos tres millones de euros.



Varios miembros de la familia Fernández Ochoa acudieron el pasado mes de julio al acto de presentación de este nuevo complejo, que aspira a convertirse en un referente en Europa. Ha sido diseñado por el arquitecto británico Jeremy Pern, que, tal como manifiesta Conrad Blanch, director general de Grandvalira-Ensisa, "entendió desde el primer momento la filosofía de un golf de montaña".



La intervención en ese trozo de montaña de Soldeu ha sido el mínimo para no alterar el paisaje. Lo más complicado ha sido reconvertir la hierba de esos terrenos en una superficie apta para la práctica del golf. Para realizar ese trabajo se ha contado con menos tiempo del previsto debido a la abundancia de nieve del último invierno y las tardías precipitaciones.



La satisfacción de los responsables de Grandvalira por la peculiaridad de esta nueva oferta turística de verano se ha contagiado también entre las autoridades andorranas. En el acto de presentación del campo –su estreno oficial está previsto para otoño, aunque estos meses ya funciona a pleno rendimiento– se oyeron muchos mensajes alabando el proyecto. La gran mayoría coincidió en que iniciativas de este tipo son lo que necesitan los territorios de montaña con estaciones de esquí, para que el motor turístico no se pare en cuanto se funda la nieve.



Es la mejor fórmula para que los negocios turísticos levantados alrededor de las pistas puedan mantener abiertas sus puertas durante el verano, con la llegada de otro tipo de clientes. Es la receta de la imaginación.

JAVIER RICOU

El Pont de Suert/ Soldeu

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