Hace una década, el Leeds United encabezaba la clasificación de la Premier League y el Manchester City estaba en segunda división intentando pasar de la ignominia de estar relegado a los últimos puestos de la liga de fútbol inglesa a lo más alto de la clasificación. El destino de estos dos clásicos gigantes del fútbol ha conseguido plasmar los altibajos del fútbol inglés durante esta última década.
Aunque el Leeds llegó a la semifinal de la Champions League se endeudó en el intento y estuvo a punto de enfrentarse a una intervención judicial. Ahora que la década llega a su fin, el equipo vuelve a ser líder, pero en esta ocasión de la segunda división.
El Manchester City comenzó la temporada 2000-01 volviendo a la Premier League, pero durante buena parte de la década ha intentado mantener su posición como ha podido debido a su escasez de recursos. Después cayó en manos extranjeras, comenzando una asombrosa temporada de fichajes en la que pareció que el dinero podía al menos comprar el éxito inmediato.
Ésta fue una década en la que las grandes cifras que se manejaban en el fútbol inglés hacían pensar en que no había nada que se pudiera dar por sentado. Incluso la suposición de que los clubes conocidos como los 'cuatro grandes' seguirían dominando la Premier League parece ahora mucho menos segura.
John Beech, del centro de actividades deportivas internacionales de la Universidad de Coventry, cree que la cuestión que dominó el principio de la década fue '¿Cuándo estallará la burbuja?'. La creación de la Premier League en 1992 y con ella la capacidad de los equipos para negociar sus propios derechos de emisión y patrocinios creó una explosión de ingresos, comisiones por traspasos y salarios para los jugadores que pareció insostenible. La burbuja, si así se puede llamar, no estalló. "El auge de los ingresos televisivos ha continuado dominando el juego, y a pesar de algún problema puntual como el colapso de ITV Digital y Setanta, estos siguen aumentando", asegura Beech.
No obstante los analistas del deporte se vuelven a plantear si el juego se encamina hacia una corrección financiera. Mientras la liga inglesa atraía a acaudalados benefactores de Rusia, Estados Unidos y Oriente Medio como Roman Abramovich, la familia Glazer y Sheikh Mansour de Abu Dhabi, la deuda iba acumulándose hasta alcanzar los 3.000 millones de libras (3.382 millones de euros).
Ese nivel de endeudamiento supone una dura carga tanto para los grandes clubes como el Manchester United y el Liverpool, asfixiados por operaciones apalancadas, como para los más pequeños como el Portsmouth, el Watford, el Crystal Palace y el Southampton, cuya supervivencia se ha visto amenazada en los últimos seis meses.
"Los problemas de insolvencia en los equipos de fútbol eran muy poco comunes hasta 1999", recuerda Beech. Ahora ocurren con relativa y preocupante frecuencia; sólo en mayo de este año, se produjeron seis casos. "La única constante", según Dan Jones, de Deloitte, "es que los clubes de fútbol han seguido siendo activos valorados en toda esta década, sobre todo los que encabezan la liga". "Al igual que en otros mercados, vuelve a haber inversores que muestran interés en el fútbol, convencidos del potencial de crecimiento de los clubes, aunque no al nivel visto antes de la recesión. Hay más en juego y mayores recompensas, pero lo que mantiene todo este negocio, sobre todo al más alto nivel, es el hecho de que son negocios muy apetecibles para comprar y tampoco son tantos los clubes. Muchas veces, con independencia de los resultados que obtengan, siempre habrá alguien que quiera hacerse con ellos", asegura Jones.
No obstante, no parece que en los próximos años vaya a ir todo como la seda en la liga de fútbol inglesa. La presión de Europa continental, en la que los directivos del deporte asisten alarmados al nivel de endeudamiento del continente, comienza a acumularse, para garantizar que los clubes sean sostenibles desde el punto de vista financiero.
"Esta década ha sido decepcionante y ha fracasado en su intento de desarrollar el negocio del fútbol", explica el profesor Beech. "Aunque la próxima traerá incertidumbre, también puede suponer un drástico cambio del modelo de negocio del juego. Habrá importantes incentivos para que los clubes de fútbol rompan el molde del beneficio insostenible", concluye Beech.
Publicado el 04-01-2010 , por Roger Blitz en Expansión
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