El crédito que no llega
Cada día, 500 autónomos españoles pierden su trabajo. Cada semana, unas 4.000 pequeñas empresas echan la persiana. Al menos eso es lo que dicen las asociaciones de autónomos. Y apuntan directamente a las entidades financieras como principales culpables, por cerrar el grifo del crédito. "Hemos pasado de ser el mejor cliente para bancos y cajas de ahorros a convertirnos en un problema que no saben cómo quitarse de encima. Los autónomos pedimos de media entre 30.000 y 40.000 euros en líneas de crédito a corto o medio plazo. Ahora no se renuevan y eso genera nóminas sin pagar y una cadena interminable de morosidad", comenta Sebastián Reyna, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos.
No es que a todos se les deniegue el crédito, sino que se les limita la financiación al aplicar una receta de tres ingredientes: encarecer los préstamos, recortar su importe y aumentar las garantías.
Una buena muestra del descontento empresarial es la encuesta mensual sobre financiación que elabora el Consejo de Cámaras de Comercio desde el pasado enero. Este informe arroja una aplastante mayoría de pymes molestas con sus prestamistas. El 84% de las consultadas, lo que supone más de 1,1 millones de negocios, declaró haber tenido problemas para acceder a financiación externa en septiembre. El pico del descontento se tocó en abril, cuando este porcentaje llegó al 89%. De los que declaraban tener problemas, el 13% -es decir, 128.000 establecimientos- se quedó sin ningún tipo de financiación.
Pero las empresas no se quejan sólo de que el flujo de dinero haya caído. Cuatro de cada diez notan cómo se ha ido dilatando el plazo que tenían las entidades financieras para responder a sus peticiones y dos de cada tres considera que se ha encarecido el coste de la financiación. El mismo porcentaje afirma que han aumentado las exigencias de garantías y avales por parte de bancos y cajas.
"Lo más sangrante es que la mayor parte de estas peticiones tratan de financiar circulante, es decir, que buscan fondos para mantener el día a día de la empresa, no para grandes inversiones nuevas", dice Raúl Mínguez, analista de las Cámaras de Comercio. "Ese 13% que no consigue la financiación externa tiene que recurrir a otras fuentes, como el ICO, las sociedades de garantía recíproca o, en muchos casos, los socios acaban teniendo que aportar más capital", explica.
"Los directores de sucursales no tienen ahora el más mínimo poder. Antes podían decidir sobre operaciones de hasta 100.000 euros aproximadamente, pero ahora todo lo manejan los gestores de riesgos de las centrales. Los trámites que antes se hacían en tres o cuatro días a través del director de la sucursal se alargan hasta un mínimo de mes y medio, y esto no hay nadie que lo resista", comenta Alonso-Rodríguez, el dueño de Alogarsa, la compañía que emplea a discapacitados preparando cestas de Navidad o las bolsitas de comida que se reparten en los aviones de Iberia.
La pérdida del factor humano en la evaluación del riesgo se debe a que en el último año las entidades han afinado al máximo las máquinas que prejuzgan si se puede dar un crédito a un cliente.
Pero no son sólo los empresarios. Hace meses que sobre los tradicionalmente intocables banqueros llueven las críticas. Al carro se han apuntado, de una manera más o menos velada, los políticos, que achacan a la banca su falta de compromiso para reanimar una economía en estado de coma. "También pienso pedir, con toda mi fuerza y mi convicción, el apoyo a los bancos, a los que he respaldado como todos los gobiernos para su estabilidad.
Desde EE UU, un país que acaba de salir de un año de recesión, sus responsables políticos siguen instalados en un discurso muy parecido. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ha pedido esta semana a la banca apoyo para los pequeños negocios y para los consumidores que todavía sufren una fuerte restricción del crédito y un desempleo que no para de crecer. "Los bancos tienen cierta responsabilidad por la extensión de los daños causados por la crisis. Estas entidades tienen la obligación de ayudar a nuestra comunidad a retomar el crecimiento económico", disparó Geithner el pasado miércoles en un encuentro con pequeños empresarios.
Frente a las acusaciones de echar más leña a la recesión, la banca responde que sólo actúa siguiendo la lógica de los tiempos y recurre al conocido argumento de que a los demás les va todavía peor. "Desde que se desencadenó la crisis internacional, el crédito en la eurozona ha venido creciendo a ritmos inferiores a los de España, aunque en la actualidad estamos convergiendo a tasas de crecimiento próximas al 0%", señala un portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB). "En algunos países, como el Reino Unido, el crecimiento presenta tasas negativas, y hay que señalar que esta evolución nula o negativa en algunos países europeos se produce a pesar de que sus sistemas financieros han recibido ayudas de capital por una cifra superior a los 580.000 millones de euros, frente a las ayudas prácticamente nulas recibidas por los bancos españoles".
Desde el ICO se resalta que en los nueve primeros meses se han concedido 13.973 millones en préstamos a empresas y particulares, lo que supone un 24% más. De las 290.825 operaciones, 127.462 son préstamos a ciudadanos, 48.495 a autónomos y 114.868 a empresas. Hasta septiembre, el ICO ha ganado 61,9 millones, un 50% menos por las mayores provisiones realizadas.
La cuestión de fondo es si, como denuncian las organizaciones empresariales como Cepyme y las Cámaras de Comercio, se están perdiendo jugosas oportunidades de negocio por culpa de la cerrazón de las entidades financieras. "No lo creo, la verdad. Los bancos se están dando cuenta de que tienen que empezar a financiar proyectos rentables. Una vez atajada la hemorragia causada por la morosidad, tendrán que buscar nuevos negocios", responde Carbó.
"Es difícil que volvamos a los niveles de antes de la crisis. Y tampoco es deseable volver a la burbuja del crédito anterior a 2007", sostiene Carbó. Si por normalidad se entiende una ligera mejoría del crédito, los expertos sitúan esta recuperación a mediados de 2010. Y ésta es la hipótesis más optimista.
Falta de liquidez, escaso crédito y mucha morosidad. Es el triángulo maldito del que no se ve la salida y puede empeorar en 2010.
El diagnóstico de los bancos es el siguiente: "El crecimiento del crédito en España registra tasas interanuales próximas al 0%. La evolución del crédito a empresas y familias es positiva porque va a un ritmo superior al de la economía, que se está contrayendo al -4%". También aclaran que un crecimiento del 0% implica que los bancos españoles siguen concediendo crédito nuevo, suficiente para compensar las operaciones que se amortizan o se dan de baja.
ÍÑIGO DE BARRÓN / LUIS DONCEL 22/11/2009
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